Por Oscar Zepeda
El 3 de julio de 1955 la mujer pudo votar en México, luego de que más de 20 mil mujeres se manifestaran en el Parque 18 de Marzo de la Ciudad de México para exigirle al entonces candidato presidencial Adolfo Ruiz Cortines que cumpliera con su promesa de poner en la constitución el derecho de las mujeres a votar y ser electas.
En esa manifestación estaba una joven mujer, hija del Coronel zapatista Facundo Carillo Morales, quien participara en encarnizadas batallas con el General Emiliano Zapata para lograr la victoria en la Revolución Mexicana de 1910.
María del Carmen Carrillo Ayala, oriunda de la Audiencia, ejido de Tonatico, Estado de México, se pronunciaba en esa marcha para promover el voto femenino, y fue la primera mujer en empoderar a la mujer en su municipio, donde logró hacer valer su derecho al voto por primera vez.
Su labor y esfuerzo le merecieron reconocimientos por parte de las autoridades estatales y locales, incluso, a recientes fechas obtuvo su último galardón por parte del gobernador en manos la actual alcaldesa de Tonatico, Marlem Ayala Sánchez.
Doña Carmen, como se le conoció hasta sus últimos días, deja 10 hijos, así como una fuerte herencia cultural, y sobre todo, un ejemplo de lucha y entrega para su familia y amigos.
Muere el pasado 23 de noviembre, tal pareciera que escogiera el mes revolucionario para descansar luego de 101 años de vida, con una mente brillante y lúcida, que recordaba los detalles más precisos de su padre, madre, y de sus antecesores.
Tenía un gran sentido del humor, amante y conocedora de la política, priista de corazón, y se anticipaba a los procesos electorales, incluso, los candidatos solían acercarse a ella para el reconocimiento popular.
Doña Carmen ya descansa en la tumba al lado de su amado esposo, Emigdio Zariñana Morales, quien no le aguantara el paso a la incansable mujer y pasara a mejor vida el 5 de diciembre del 2008 en su casa de San Bartolo, Tonatico a la edad de 95 años.
Al funeral acudieron los más allegados, sus hijas e hijos, nietos, bisnietos, familiares y amigos, y le dieron el último adiós, entre tristeza y satisfacción de verla llegar a los 101, una meta difícil de lograr.
Descansa en paz, abuela.
Hasta la próxima y que tengan un excelente fin de semana.