¡Una manera de prevenirlo, es promover el respeto familiar!
Por Sandra Gómez/Máster en Psicología
Ya iniciaron las clases escolares, por lo tanto, es un buen momento de hablar con los hijos del bullying, que en español significa intimidar. Siempre ha existido, pero en los últimos años se ha promovido más la educación sobre él.
¿Qué es y qué no es bullying – Intimidación?
Es un trato abusivo, el uso de la fuerza o la coacción con el objetivo de afectar a los demás, especialmente cuando es habitual e involucra desequilibrio de poder. Abarca el acoso verbal, físico y la coerción, y puede ser dirigido persistentemente hacia una víctima en particular, tal vez por motivos de raza, religión, sexo o capacidad.
Cuando en una interacción social, una persona que se siente incómoda con algo le dice a otra que deje de actuar así y ella deja de hacerlo, no se trata de bullyng.
Signos de intimidación
• Cambios en el comportamiento.
• Heridas y/o moretones injustificados.
• Pérdida o destrozo de la ropa o de cualquier otra pertenencia.
• Frecuentes dolores de cabeza o estómago.
• Cambios en el apetito.
• Dificultades para dormir o pesadillas.
• Baja en el rendimiento escolar.
• Pérdida repentina de amigos o evitar encuentros sociales.
• Sentimiento de desesperanza o baja autoestima.
• Comportamientos de daño-personal, por ejemplo, cortarse.
¿Qué hacer?
No crea que son sólo cosas de niños. Hable con su hijo acerca del Bullying –Intimidación. Es importante que usted lo escuche, le crea y le brinde apoyo. Es necesario ser paciente y explorar todas las situaciones que se pueden tornar peligrosas.
• De una manera calmada y sin juzgar, pídale a su hijo que le explique la situación. Recuerde que esto es confuso y difícil de hablar para él, porque usualmente está amenazado.
• Establezca con su hijo un plan para resolver el problema, haciéndolo sentir protegido y empoderándolo. Recuérdele a su hijo que él tiene poder y puede tomar control del problema.
• Si el bullying –intimidación continúa o la situación es muy peligrosa, busque ayuda con otras personas como la maestra, la consejera o la directora de la escuela. En casos extremos usted puede acudir a las autoridades locales.
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