¿El refri también se limpia por dentro?

Al menos una vez al mes, es recomendable limpiar su refri por dentro.

La mayoría de nosotros recordamos perfectamente cuando fue la última que limpiamos el fregadero, las hornillas o los estantes de la cocina. Pero probablemente tenemos que detenernos un momento a pensar cuándo fue la última vez que limpiamos el refrigerador a fondo. Tan es así que a algún creativo (u algún olvidadizo) de la industria se le ocurrió crear el Día Mundial de Limpiar la Nevera, una buena manera de asegurarse que más y más personas se habitúen -al menos cada 15 de noviembre- a emprender la tediosa operación al menos una vez al año, sobre todo al enfocarnos en las llamadas ‘partes olvidadas’, pero de eso hablaremos más adelante.
Limpiar el refrigerador por dentro es una tarea que no debemos pasar por alto porque no hacerlo puede implicar riesgos para nuestra salud, pues estamos hablando del aparato responsable de preservar nada más y nada menos que lo que nos llevamos a la boca.
Contrario a lo que parece, la nevera puede ser un nido de gérmenes. Un estudio del Global Hygiene Council en el que se estudiaron los hábitos de limpieza de hogares de nueve países, reveló que en el 40% de ellos se hallaron altos niveles de bacterias dentro de los refrigeradores.
Lo más recomendable es limpiar el refri a fondo cada dos o tres meses, pero es aún mejor si se hace al menos una vez al mes.
Limpiar el refrigerador por dentro es una tarea que no debemos pasar por alto porque no hacerlo puede implicar riesgos para nuestra salud, pues estamos hablando del aparato responsable de preservar nada más y nada menos que lo que nos llevamos a la boca.
“Los alimentos contienen microorganismos que no vemos, estos se van acumulando y provocan olores, contaminan otros alimentos y pueden llegar a favorecer las intoxicaciones”, advirtió Lluis Riera, director de la consultora española Seguridad Alimentaria y Seguridad del Agua (SAIA).
Por eso la recomendación es limpiar el interior del refrigerador a fondo una vez al mes, aunque todas las semanas se puede ‘hacer el cariñito’ para que no esté tan sucia cuando toque hacer el aseo ‘profundo’.