Por Oscar Zepeda
Un tema importante es el censo de población, el cual sirve para que el gobierno determine la cantidad de recursos que requiere una ciudad para que funcione como tal, pero por otro lado existe el temor en muchas familias cuando estos tocan a la puerta.
Debo o no debo llenar el formulario que me llega por correo, para qué quieren saber cuántos vivimos en esta cada, se quedarán con la información para ver si estamos legalmente en el país y luego deportarnos (en el caso de aquellos que viven en la zozobra en este país)
Son muchas las preguntas que llegan a nuestras cabezas al ver al encuestador, más si lo vemos güerito y que no habla español, preguntar cuántos viven en la casa, muchos prefieren no abrir la puerta y cometen el error de no dejarse contar.
Cuáles son las consecuencias de no dar información, pues para ponérsela con manzanas, mis queridos tres o cuatro lectores, un ejemplo muy claro es el recorte presupuestal en el sector educativo, quitan programas, recortan los fondos y luego ahí andamos pegando de gritos porque ya no hay cierto beneficio que antes si tenían nuestros hijos.
El gobierno determina que ya no es necesario ese programa, porque contablemente, no hay niños que lo requieran, cómo van a dar dinero para aquella actividad si no hay a quién dárselo, cuando el encuestador fue a la casa, o no dieron toda la información o no le abrieron la puerta al güerito o quien haya ido.
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