Por Oscar Zepeda Mientras los directivos en las distintas escuelas del condado y del país, ven las posibles opciones para hacer una graduación de fin de año lo más grata posible, debido al cierre de las escuelas por causa de la pandemia del Coronavirus, los estudiantes y maestros se las ingenian para hacer inolvidable este fin de curso. En Waukegan y otras ciudades da gusto ver que ya están celebrando a los chicos de la generación 2020 con banners colgados en las inmediaciones de sus respectivas casas de estudio. Asimismo, invitan a la comunidad a pasar por sus calles para que observen y vean cada una de las fotos de los estudiantes que avanzan a colegio y dejan una marcada huella en el actual ciclo escolar. Sin duda alguna, mis queridos tres o cuatro lectores, da gusto y al mismo tiempo es triste ver este tipo demostraciones, son sentimientos encontrados, ya que, para cualquier estudiante o padre de familia, la graduación es el momento cúspide de una trayectoria educativa que conllevó días y noches de esfuerzo. ¿Qué se puede decir? Hubo desvelos, momentos de tensión al ver calificaciones en altibajos, momentos de alegría al ver superar retos, pasar materias, tener que ir a ver a los maestros para saber los resultados, estar presentes en actividades deportivas, en conciertos, levantarse temprano para hacer el desayuno, llevarlos a la escuela, recogerlos en la parada del camión. Y lo que causa nostalgia es saber que esta tradición de vestir toga y birrete no pasará en esta ocasión, es como quedarse congelado viendo y no tener respiración para digerirlo, una calle sin salida. Es como un gancho al hígado, se te va la respiración y el dolor es tan intenso que caes a la lona y no te puedes levantar ni con tres cuentas de protección, o sea, hasta 30, usando términos boxísticos. Tenemos una situación inédita, en mayo termina el ciclo escolar y aunque a muchos no nos ha caído el “20”, creo con seguridad que a finales del mes incrementará ese sentimiento de desesperación e impotencia al asimilar que no habrá reconocimiento en un salón, que no habrá abrazos, que no habrá un ambiente de festejo y convivencia estudiantil, que no habrá esa fiesta en la casa. En fin, ya me vi muy negativo y no quiero contagiar ni crear un ambiente de tristeza, pero como dice por ahí: “Se tenía que decir y se dijo”. Espero también, con positivismo y optimismo, que nuestro siguiente año escolar vuelva a su normalidad y que las cosas vayan tomando poco a poco su curso, creo que es lo que todos deseamos. Por lo pronto hay que seguir cuidándonos para salir avantes de esta situación de salud que nos afecta a todos, ánimo ya falta poco, por lo pronto, les adelanto que, aunque hubo un pequeño contratiempo con la dieta por el festejo del 10 de mayo, creo que el resultado de la primera semana es positivo, se lograron bajar unos gramitos al peso. Hasta la próxima y que tengan un excelente fin de semana.