Por Oscar Zepeda
Dos temas me llamaron fuertemente la atención al cierre de esta edición, por un lado, mis queridos tres o cuatro lectores, el asunto de los más de 200 empleados despedidos por la oficina de empleos temporales All Staff o Andrews Staffing que se localiza aquí cerquita en Gurnee. Y por el otro lado, la caravana de centroamericanos que lejos de causar la simpatía de los mexicanos está dando mucho de qué hablar por el tiradero y mal comportamiento a su paso.
Pero desglosemos un poco el primero de los temas, me causó gran impresión saber lo que esta gente denuncia, ser despedidos de la noche a la mañana luego de trabajar, muchos de ellos, por décadas, y lo peor de todo, sin previo aviso, sin decirles: “agua va”, ni nada por el estilo.
Se trata de 200 familias o más que quedan varadas y sin el valor de exigir sus derechos, porque asegura la empresa, que sus números sociales no coinciden o que hay anomalías, pero la pregunta obligada, qué pasó con sus derechos, ¿los tienen? Y si es así, por qué no se los hacen valer.
El caso llamó la atención de Chicago Workers Collaborative, ellos se encargan de hacer plantones o huelgas afuera de estas oficinas temporales y de entablar un proceso legal en favor de los afectados que en verdad les interese recuperar compensación por el sudor derramado por tantos años de servicio en beneficio de la empresa y para llevar el sustento a sus familias.
No cabe duda que hace falta de urgencia una verdadera reforma migratoria que haga justicia por las personas trabajadoras en este país y que constantemente se ven afectados por empresas abusivas a las cuales no les importa el sufrimiento de nuestros paisanos.
El otro tema espinoso se llama caravana, viene atravesando México de manera fracturada, en partes, pero a su paso, se va viendo de todo, desde personas que se casan con mexicanos para radicar legalmente en ese país, familias sufriendo con sus bebés y niños en brazos en busca de un mejor techo, hasta borrachos y mal agradecidos que han sido filmados desperdiciando alimentos, dejando botellas de agua sin usar, alimentos cocinados en las banquetas que les regala la gente y pidiendo dinero para comprar comida chatarra o alcohol.
Estamos a favor o en contra de esta situación, es otra pregunta obligada, a dónde nos lleva ver lo que ocurre con estas personas que, sin chistar, fueron obligadas de distintas formas a dejar su país, ya sea por motivos de seguridad o políticos.
A quién hay que culpar, al gobierno de sus países, a ellos mismos o a las personas con las que se topan a su paso o a las autoridades de Trump que ya los esperan para impedir su ingreso bajo asilo político a los Estados Unidos.
Lo que es cierto es que ya los recibe la onda fría en gran parte del país, y más en el norte, donde los termómetros ya registran bajas temperaturas, a lo cual dudo que la persona centroamericana esté acostumbrada, lo siento por los menores que vienen en la caravana, se vislumbran enfermedades respiratorias e infecciosas.
En fin, tendremos que esperar a ver cómo termina esta novela de drama.
Hasta la próxima y que tenga un excelente fin de semana.