Por Oscar Zepeda
Mientras pensaba que el futbol mexicano había llegado al extremo de mal funcionamiento, favoritismos, corrupción y hasta jugadores que salen del closet, como el caso de los elementos del Cruz Azul Martín Cauteruccio y Javier Salas, que son vistos infraganti en un video haciendo de las suyas en una alberca.
Cuando pensaba que ya había visto lo peor, viene el caso de la barbarie en San Nicolás de los Garza, muy cerca del estadio Universitario donde se realizaba el clásico norteño entre Tigres y Monterrey, donde un grupo de salvajes fanáticos de los Rayados del Monterrey dejaban inconsciente en plena calle a un seguidor de Tigres, lo patearon, lo navajearon, y ya tirado en el pavimento lo apedrean en la cabeza para luego emprender la huido en montón.
Al bordo de la muerte, en coma, en un hospital donde no le dan buenos augurios, pues hasta el cierre de esta edición el seguidor tigre se debatía entre la vida y la muerte. Y la pregunta obligada, mis queridos tres o cuatro lectores, es la siguiente: hasta dónde tiene responsabilidad la Federación Mexicana de Futbol y los clubes, por ser los que promueven el futbol y les envían distintos mensajes a los amantes del balompié.
Claro que hay responsabilidad, ellos generan un producto, lo promueven en todos sus niveles, por todos los medios, es lógico que debe haber una reacción a estas acciones, no solo nos obligan a comprar sus artículos, a pagar por entrar a un estadio, obvio que deben asumir compromiso con la comunidad futbolera.
Este acto de vandalismo deja en descubierto o es un ejemplo de lo que ocurre afuera de cada estadio, grupos de apasionados se juegan la vida por las acciones que se llevan ahí dentro, mientras ellos (los que manejan el futbol y jugadores) ni se preocupen y se divierten de lo lindo con el dinero que les llevamos.
Y si no me cree, es cuestión de ver cómo se las gastan de vacaciones los jugadores del Cruz Azul, que luego de muchos años ya figuran en el primero lugar de la tabla general y también en el primer lugar de críticas, pues sus estrellitas resulta que les gusta la vida alegre y de inclusión, pero no con prostitutas como los jugadores de la selección nacional, sino entre ellos mismos, el peor ejemplo para los niños.
Qué triste tiempo atraviesa el balompié mexicano, es hora de hacer algo y de presionar a las autoridades del futbol a que hagan algo por arreglar su mugrero, pues son buenos para promover los partidos mediocres y patéticos en Estados Unidos para llevarse los dólares, esperemos que sean buenos también para tomar medidas preventivas que eviten actos como el ocurrido en la sultana del norte.
Por si fuera poco, el Tri juega en el Universitario con los Ticos el 11 de octubre y se mide a Chile en La Corregidora el 16 de octubre, equipo que trae malos recuerdos, pero esperemos a ver qué pasa con el recibimiento en el encuentro en San Nicolás de los Garza.
Hasta la próxima y que tenga un excelente fin de semana.