Por Oscar Zepeda
La vida puede ser complicada e impredecible. Y si bien no existe el “padre perfecto”, existen estrategias que pueden ayudar a su hijo a ser más capaz de lidiar con las circunstancias difíciles a medida que surgen.
Conocidas en la comunidad pediátrica como experiencias adversas en la infancia, las circunstancias traumáticas como la muerte, el divorcio y la pobreza provocan estrés en los niños, que con el tiempo puede volverse tóxico y afectar la salud del niño ahora y potencialmente en el futuro.
De hecho, los adultos que han experimentado una o más experiencias adversas en la infancia o que están expuestos a desigualdades sociales crónicas continuas a lo largo del tiempo tienen un mayor riesgo de depresión, cáncer, enfermedades cardíacas, diabetes y otras afecciones de salud durante su vida.
Por otro lado, las relaciones seguras, estables y enriquecedoras pueden actuar como un poderoso amortiguador protector contra los daños biológicos del estrés tóxico en los niños y son clave para desarrollar resiliencia, según la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés).
Según un informe de la AAP recientemente actualizado, cuando los niños se sienten conectados y apoyados en los primeros años, es más probable que se conviertan en ciudadanos sanos, competentes y educados más adelante en la vida.
“Una de las formas más importantes de fortalecer la resiliencia de un niño es generar momentos de conexión. Esto puede ser a través de la lectura compartida de libros, por ejemplo, o participando en rutinas familiares y tradiciones comunitarias. La salud relacional es clave para combatir la adversidad y promover habilidades como la colaboración, la conexión y la comunicación que son esenciales para ayudar a los niños a desarrollar la resiliencia y prosperar”, dijo la Dra. Nerissa Bauer, pediatra que se especializa en salud conductual.
Después de eventos problemáticos, la AAP recomienda: tranquilizar, volver a la rutina y regular:
- Tranquilizar. Recuérdele a su hijo que está seguro y amado, utilizando palabras y tacto, y creando espacios seguros en el hogar.
- Volver a la rutina. Trate de mantener rutinas diarias regulares y asegúrese de explicar cualquier cambio en el horario con anticipación. Esto puede promover una sensación de seguridad y normalidad para su hijo y permitirle saber qué esperar.
- Regule. Ayude a su hijo a aprender habilidades de “autorregulación” para calmarse y controlar sus emociones y comportamientos. Esto puede incluir la respiración abdominal, los estiramientos o tomar descansos.
La Dra. Bauer también recomienda recurrir a su pediatra cuando la paternidad se vuelve un desafío. Los pediatras están capacitados no solo para monitorear el crecimiento físico de su hijo, sino también su salud socioemocional. Pueden ayudar a su familia a construir un sistema de apoyo, ya sea que un niño esté relativamente sano, tenga problemas de desarrollo o comportamiento continuos o si su familia está pasando por momentos difíciles.
Los pediatras también quieren saber cómo están los padres y los miembros del hogar y si se sienten apoyados. En las citas, su pediatra puede invitarlo a compartir historias sobre su vida familiar y el estrés y las luchas diarias de la crianza, así como también preguntarle sobre sus propias experiencias de la infancia y las circunstancias de vida actuales. Por lo tanto, traiga sus preguntas e inquietudes.
Hasta la próxima y que tengan un excelente fin de semana. (StatePoint)