Por Oscar Zepeda
Cuando pensaba que ya había visto de todo, y en pleno siglo XXI, aun veo cómo hay gente sin escrúpulos que piensan que pueden hacer lo que hacían en sus países en Estados Unidos, violar los derechos laborales de las personas, en este caso de las mujeres, al tratarlas peor que esclavos.
Alberta Pérez Alarcón, mexicana, residente de Waukegan y “exesclava” de uno hotel de mala muerte que se encuentra en la Ruta 41 al sur, pasando la Buckley Road en Lake Bluff, límite con North Chicago, creo que ya muchos sabemos de qué lugar se trata.
Day’s Inn, el hotel donde Alberta trabajó varias semanas, y donde le prometieron un salario, el cual al final no le cumplieron y es fecha en que no recibe sus 97 horas trabajadas.
De escasos recursos y ahora sin trabajo y sin dinero, sigue con la esperanza de que esta empresa le pague para subsistir con sus gastos que no esperan.
“Me prometieron que si trabajaba duro y demostraba amor al empleo, me darían un break, pero también incumplieron en eso, además de que te condicionan a una semana de salario como depósito.
Me dijeron que me pagarían a 14 la hora, pero no cumplieron, al final fueron 13 y no me pagan, eso sin mencionar el estresante ambiente de trabajo donde te observan junto a ti de brazos cruzados esperando que hagas bien tus obligaciones, te hacen sentir como esclava”, describió Alberta.
La afectada dijo que considera injusto la forma en que tratan a los empleados de limpieza que, como ella, son sometidos a trabajo excesivo, pasar hambre, sin descanso, incluso hacer labores ajenas a sus responsabilidades como mantenimiento y lavandería.
“No tengo miedo denunciar la forma en que fui tratada, considero que estas personas son injustas y que deben de respetar el trabajo de los trabajadores de limpieza, no somos esclavos, y deben de pagarnos por el trabajo que ya hicimos, y en mis caso, sólo le dan vueltas al asunto para pagarme las 97 horas bien matadas que hice para el hotel”, dijo Alberta.
En los momentos de la entrevista marqué al número de teléfono del encargado del hotel y de la contratación de Alberta, pero nadie contestó, dejé mensaje para saber su opinión al respecto y hasta el cierre de esta edición, martes por la noche, no había recibido respuesta de un tal Mike o May del hotel Day’s Inn.
También aproveché para llamar a la oficina del Procurador de Justicia del Condado de Lake, Eric Rinehart, para pedir información para denunciar este tipo de abusos.
Inmediatamente me respondieron de dicha oficina y me proporcionaron la información adecuada para llevar el caso al Departamento del Trabajo, donde incluso, hay la forma de obtener una vista de trabajo temporal para este tipo de abusos laborales.
Aprovecho para hacer el llamado a las personas que, con o sin un estatus legal en este país, se animen a denunciar los abusos en sus trabajos.
Hasta la próxima y que tengan un excelente fin de semana.
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