Cuatro elementos esenciales de la naturaleza: tierra, viento, agua y fuego.
Por PF Staff
La celebración del Día de Muertos forma parte de una creencia que tiene sus raíces en el mundo mexica e hispánico. El origen de los rasgos mexicas forma parte de una creencia donde la muerte es vista como un despertar y como un renacimiento al otro mundo.
Por otro lado, el rasgo cristiano, adquiere el matiz religioso del “buen morir”, por medio de servicios, oraciones y vigilia. Los españoles celebraban comidas familiares y llevaban a cabo misas para colocar ofrendas sobre las propias sepulturas.
Ambas perspectivas –México prehispánico y colonial-, cobran importancia en el mundo moderno, a través del culto a los muertos los días 1 y 2 de Noviembre. Los españoles trajeron sus propias celebraciones cristianas. Al convertir a los nativos al catolicismo, se mezclan las tradiciones al coincidir el Día de Todos los Santos y Todas las Almas con el festival mesoamericano creando el actual Día de los Muertos.
Tradiciones Mexicanas
Una tradición que materializa la creencia mexicana de celebrar el Día de los Muertos es la “ofrenda”. La idea de la ofrenda consiste en obsequiar a los difuntos, comida y bebida. Esta tradición nace de la era mesoamericana en donde se creía que las almas de los difuntos viajaban a un lugar después de la muerte. Pero este viaje se creía era largo y difícil lo cual requería que los difuntos fueran enterrados con algunos objetos esenciales para un viaje seguro.
Algunas creencias derivan la presencia de los cuatro elementos esenciales de la naturaleza: tierra, viento, agua y fuego.